Ángeles Palacio

 

Psicóloga - Psicoanalista 646 35 65 43

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El neurótico es un enfermo que se cura con la palabra,
y sobre todo con su propia palabra J. Lacan 1974

Freud, médico vienés, inventa el método psicoanalítico en el año 1895 a partir de lo ocurrido en una entrevista clínica, donde es interrumpido por su paciente que le dice “déjeme usted hablar”. Desde entonces han pasado más de un siglo. Y esta premisa sigue vigente, como dirá Lacan en 1974 “los pacientes se curan con la palabra y sobre todo con su propia palabra”.

Como decía el poeta, “Las palabras, que en apariencia son livianas, sin peso,… tienen una fuerza tal que con una palabra se puede vivir y por una palabra se puede morir”. Las palabras es el modo en que nos explicamos a nosotros mismos lo que nos ocurre y las que nos permiten pensar  Algunas palabras nos han acompañado desde el principio de nuestra vida, incluso antes de aprender a hablar, hemos sido hablados por otros y nombrados con palabras. Las palabras aunque pareciera que van y vienen, han dejado unas huellas que resuenan en nosotros y han ido escribiendo el libro de nuestra vida.

Las palabras que otros nos dijeron nos han dejado huellas más allá de lo que podemos recordar, y estas palabras que han sido muchas, algunas amables, cariñosas, otras no tanto, y esto puede tener como consecuencia que nos impidan tener un buen lugar en el mundo y nos llenen de síntomas y malestares.
También están las palabras que no hemos recibido, y que nos remiten a un vacío, a una orfandad que nos tambalea en ocasiones y ante determinadas situaciones en la vida.

La clave del sufrimiento psíquico en las personas, más allá del síntoma concreto que se padezca, es cómo nos pensamos, nos hablamos, nos nombramos, nos pedimos, nos exigimos, y esto lo hacemos todo el tiempo con palabras. Es en las palabras donde está la brújula y el camino para conducirnos a reinscribir nuestra historia con nuestras propias palabras, nuestros decires, pudiendo desechar esas palabras que recibimos de otros, que nos marcaron y que nos dificultan escribir nuestra propia vida.

Ángeles Palacio
Psicóloga-Psicoanalista